miércoles, 30 de marzo de 2016

Aro

Todas las partes de la planta son venenosas, pero se le atribuyen virtudes terapéuticas verdaderamente prodigiosas contra  los  callos y verrugas, pero es muy venenoso. Por esta razón  no es aconsejable la preparación  de infusiones y decocciones, cuya prescripción  debe dejarse exclusivamente al médico.
Con las hojas frescas del aro, bien machacadas en un almirez, se prepara una especie de puré que se tiene por maravilloso cuando se trata de activar la cicatrización. Las raíces son comestibles si se pelan y se dejan en remojo con agua, varios días antes de cocerlas al horno. 
En infusión o cataplasma puede emplearse en catarros, como expectorante; las hojas frescas para las quemaduras, incluso los rizomas para los callos.
Pero no hay que tomar esta planta más que a dosis rigurosamente prescritas, debido a su alta toxicidad. Debido al grave riesgo que entraña esta planta sólo se usará bajo estricto control médico.

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