El fruto del avellano (la avellana) se compone hasta un 65% de aceite, por lo que
es una fuente nutritiva muy apreciada. Su corteza puede ser utilizada para detener hemorragias y diarreas. La avellana es muy valorada dentro de los frutos secos por su delicioso sabor y diversas aplicaciones culinarias. Las avellanas se pueden comer crudas o tostadas.
Las hojas también sirven
para tratamiento de vasos sanguíneos, además de propiedades
astringentes. Es por ello que sirve para
tratar casos de varices o hemorroides.
La raíz del avellano se emplea en marquetería y sus ramas
flexibles suministran las varillas horquilladas
indicadoras de agua en el campo.
Sumado a todo esto, es eficaz para tratar llagas y ulceras, gripe, reduce el colesterol, previene la osteoporosis y la descalcificación de los huesos, anemia, regula la menstruación.
Además reduce los síntomas del estrés y baja la fiebre. Hay varias formas de
aprovechar las cualidades medicinales de este árbol como preparar
infusiones, gargarismos, lavados y compresas.
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